SLOWLY, WITH LOVE : PART 1

(Texto español abajo)

Divine cheese made from happy milk, a couple that cares for an oak forest as if it were their baby and a generous serving of love and delicious food by an Italian woman who found herself in the mountains north of Seville.

That was our world in the last three days and we feel fortunate and privileged to have had a taste of it. The people we met shared a profound passion for their vocation and an affinity with Slow Food.

Maria the cheese maker.

María Orzáez Gálves produces a 100% organic cheese from raw, unpasteurized, totally virginal goat milk. To say that she produces cheese is like saying that Picasso painted – when your taste buds make the first contact with Maria’s exquisite cheese you are immediately transported to heaven. We sat there in silence, like devout believers who had just witnessed a miracle.

According to Maria, the secret is happy milk – I’ve heard about the superior meat quality of happy animals, but happy milk? Imagine the suffering of the supermarket kind of milk, she argues, with all that processing and travelling, it produces a sad, tasteless liquid which shouldn’t be called milk anymore… I see her point.

Maria says she didn’t find cheese, it found her. Ten years ago she decided to leave her comfortable position with a chemical company, pack her bags and two children, and search for a more meaningful life. She stumbled across Benito, an old goatherd in a small village called Castilblanco de los Arroyos, drunk his milk, had a revelation, went to study traditional cheese-making in France, came back to Castilblanco and set up Mare Nostrum (Roman name for the Mediterranean). Today her cheeses are highly sought-after by foodies and fine restaurants alike but success didn’t change Maria’s ways: she still produces only a small quantity, still only from the milk Benito brings every morning, still in the most laborious manner imaginable.

Maria has a quiet demeanour which belies the strength of her spirit – what she has done all alone is quite extraordinary. I admire her courage, wish her all the best and hope that her children will continue her magnificent work of mare Nostrum.

LENTAMENTE, CON AMOR: 1

Queso elaborado con leche feliz, una pareja que cuida de una dehesa como si fuera su hijo y una generosa porción de amor y deliciosa comida de una mujer italiana que acabó en las montañas al norte de Sevilla.

Este ha sido nuestro mundo en los últimos tres días y nos sentimos muy afortunados y privilegiados por haber podido apreciar algo de su sabor. Todas las personas que conocimos compartían una profunda pasión por su vocación y una afinidad con Slow Food.

María la quesera.

María Orzáez Gálvez produce un queso 100% orgánico, con leche cruda de cabra sin pasteurizar. Decir que produce queso es como decir que Picasso pintaba – cuando tus papilas gustativas saborean el exquisito queso de María, te encuentras en paraíso en cuestión de segundos. Nos sentamos allí en silencio, como devotos creyentes que acababan de presenciar un milagro.

Según María, el secreto es la leche feliz – he oído hablar de la calidad superior de la carne de los animales felices… ¿pero la leche feliz? Imagínate el sufrimiento de la leche vendida en el supermercado, me dice, con todos aquellos procesos químicos y los kilómetros que viaja, todo esto produce un líquido triste, sin gusto ninguno, que ya no debería de llamarse leche... puedo ver su punto.

María dice que no fue ella a encontrar el queso, “Él me encontró a mí”. Hace diez años decidió dejar su cómoda posición de trabajo en una empresa química, hacer sus maletas y, con dos niños, buscar una vida más significativa. Fue entonces que se tropezó con Benito, un viejo pastor de cabras de un pequeño pueblo llamado Castilblanco de los Arroyos, bebió su leche y tuvo una revelación; se fue a estudiar los métodos tradicionales de elaboración de queso en Francia, volvió a Castilblanco y creó Mare Nostrum. Hoy en día sus quesos gozan de gran prestigio entre los amantes de la cocina gourmet y los restaurantes, pero el éxito no ha cambiado el camino de María: todavía produce sólo una pequeña cantidad de queso, con la leche que Benito le trae cada mañana, aún de la forma más detallista posible.

María tiene un porte tranquilo que desmiente la fuerza de su espíritu – lo que ha hecho ella sola es bastante extraordinario. Admiro su coraje, le deseo todo lo mejor y espero que sus hijos continúen su magnífico trabajo en Mare Nostrum.

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